VallenPaz junto con Ayuda en Acción realizan el programa de Desarrollo Humano, que tiene como objetivo promover un modelo de desarrollo local mediante tres componentes: ambiental, productivo y organizacional, donde el centro de las actividades es la familia rural. Estas acciones están vinculadas con las instituciones público- privadas de los municipios de Cerrito y Palmira beneficiando a 40 jóvenes que hacen parte del grupo ambientalista.
En este grupo los jóvenes ambientalistas han aprendido a reconocer el paisaje que los rodea, la importancia de los nacimientos de agua, sensibilización frente a la contaminación de los ríos y la observación del contexto ambiental como: relieve, agua, suelo, bosque y biodiversidad.
Por su parte, Diego Alejandro Rodríguez, habla de su experiencia con el grupo: “Mi participación en el proyecto ambiental se ha caracterizado en concientizarme cada día que debo cuidar del medio ambiente y sentirme privilegiado por respirar aire tan puro como el que tenemos acá. La idea es que las persona sean conscientes en el lugar donde viven, pues no todos tienen ese privilegio de tener un paisaje como el de la cuenca del río Amaime. Mi entorno ha cambiado desde que estoy en el proyecto, actualmente vivo con mi papá y mi mamá y he tratado de inculcarles todo lo que he aprendido en este proyecto ambiental, porque es muy importante que desde la familia se puedan hacer cambios en este tema, pero es un proceso y es difícil porque son personas que han tenido un tipo de crianza diferente a la nuestra y solamente creen que lo que ellos hacen es perfecto, por eso el proceso se torna un poco lento porque personas como mis padres hay muchas y concientizarlos no se dará de la noche a la mañana, pero lo importante es empezar.
En mi parecer si se están generando organizaciones y espacios en la comunidad entorno al cuidado del medio ambiente, por ejemplo, se está pensando en conformar una emisora ambiental para que el trabajo que hacemos con el grupo de jóvenes ambientalistas tenga un mayor alcance. Ahora estamos pasando por una etapa de sequía muy grave y es necesario que las personas se concienticen de ese tema, para que entre todos cuidemos la cuenca del río, no tirar basura, plantar árboles que sostengan nuestros caudales para que no se salgan de su vía, cuidar los bosques y no talar árboles y si lo hacemos volver a resembrar, todas estas dinámicas ayudan a que nuestro paisaje siga así de hermoso como lo vemos y dejarle un mejor lugar a los que vienen.”
La cuenca del río Amaime tiene un área aproximada de 46,735 hectáreas, las cuales se distribuyen de la siguiente manera según el uso del suelo: el 48% corresponde a bosques, 25% en pasto, 6,3% en cultivos transitorios y el 19% en páramos. También se han tomado medidas de conservación, protegiendo los ojos de agua, aislamiento de 1.325 kilómetros de corrientes de agua lo que significa la conservación de más de 3.312 hectáreas de bosque ripario o de la rivera del río.
Ésta región guarda tesoros naturales invaluables que hacen que todo el ecosistema funcione y se recupere todos los días, mediante las lluvias, nacimientos de aguas, los bosques y los páramos, pero estos espacios se están viendo afectados por la falta de conciencia del hombre, por eso, estos jóvenes ambientalistas están formando grupos de trabajo para que ese paraíso natural donde viven no muera y pueda seguir dando vida a los que vienen.